Alejandro Fernández, La Tercera 08/05/2020
En Chile nunca hemos tenido un verdadero diálogo ciudadano sobre la Constitución. Ni el proceso participativo de Michelle Bachelet el 2016, ni los cabildos ciudadanos del año pasado se trataron estrictamente de la Constitución.
El proceso constitucional actual tampoco lo contempla.
No se trata de desconocer lo valioso que son esos espacios de diálogos formales o informales en que participa la ciudadanía. Más de 200.000 personas participaron el año 2016 en cabildos regionales, provinciales y encuentros locales autoconvocados. Fue un ejercicio de diálogo necesario para una primera etapa, pero no es un auténtico diálogo constitucional, que a nuestro juicio se requiere con urgencia ahora.
En dicho proceso participativo se abordaron ideas y principios como la justicia, igualdad, democracia, respeto de la naturaleza y medio ambiente, descentralización; prioridades sociales, como el derecho a salud, educación, vivienda digna o seguridad social; así como también los deberes y responsabilidades e instituciones.
En el fondo, se trató sobre conceptos amplios y valores transversales, que si bien enriquecen el debate constitucional, no permiten generar una verdadera confrontación de ideas. De hecho, es difícil pensar que alguien no estaría de acuerdo con los principios o prioridades sociales recién mencionadas.
Es necesario un diálogo ciudadano auténticamente constitucional, sobre qué dice o no dice la Constitución y qué cosas se pueden hacer, qué cosas no, y por qué. Eso permitirá que los ciudadanos seamos en serio parte del proceso, que sepamos con claridad qué podemos esperar del proceso constitucional, y qué asuntos no se resolverán ahí.
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