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BORIC, LA CONVENCIÓNY LA ILUSIÓN REFUNDACIONAL

Por: Alejandro Fernández G., Director Ejecutivo Fundación Pacto Social

Publicada: Miércoles 29 de diciembre de 2021 en el Diario Financiero


¿Cómo leer el triunfo de Boric de cara al proceso constituyente? En su entorno la tentación es interpretar que detrás de su votación de segunda vuelta hay un amplio respaldo al proyecto constitucional de Apruebo Dignidad, que pretende refundar nuestro país a través de transformaciones profundas en nuestras instituciones políticas y nuestro modelo social y económico.


Siguiendo dicha tesis, no habría razón para negociar con la centroizquierda ni menos con la derecha. Por el contrario, deberían impulsar con fuerza su propuesta de nueva Constitución. Sin embargo, creemos que dicha conclusión adolece de graves errores.


En primer lugar, el candidato Gabriel Boric de Apruebo Dignidad sacó solo 1,8 millones de votos en primera vuelta. Cuatro meses antes, en la primaria de Apruebo Dignidad, votaron 1,6 millones de personas, es decir, en primera vuelta solo logró movilizar a votar por él a 200.000 personas adicionales a las que votaron en la primaria de su pacto. Porcentualmente, obtuvo un 25% de apoyo en primera vuelta. Si consideramos que votó un poco menos de la mitad del padrón electoral, solo un 12% de las personas con derecho a voto adhirieron a su candidatura y por lo tanto a su proyecto político transformador y refundador original. Mal podríamos hablar de un proyecto político que haya sido convocante ni menos mayoritario.

Por el contrario, el Boric de segunda vuelta con un discurso de izquierda, pero más moderado, reformista, dialogante, preocupado del orden público y del equilibrio fiscal, consiguió casi un 56% de la votación. Es sin duda un buen resultado, sin embargo, al considerar todo el padrón electoral, su votación representa solo el 30% de los casi 15 millones de personas habilitadas para votar. Dicho de otro modo, 7 de cada 10 personas no votaron por Gabriel Boric.

¿Qué tiene que ver la Convención Constitucional con todo esto?

La mayoría de los miembros de la Convención se parece mucho más al 12% del Boric de primera vuelta que al 30% del Boric de segunda vuelta. Es un grupo que representa una mirada extremadamente crítica de nuestra historia reciente, no reconoce méritos a nuestra transición democrática ni al legado de la Concertación y ve el proceso constituyente como una oportunidad de revancha frente a sus opositores. Si la propuesta de nueva Constitución refleja ese proyecto político y constitucional, ni siquiera es seguro que alcance la mayoría en un plebiscito con voto obligatorio.

Pero incluso si la Convención se pareciera más al Boric de segunda vuelta, el apoyo sería muy bajo para una Constitución que pretende proyectarse para las próximas décadas. Bastaría con que Boric haga un mal gobierno - algo que no puede descartarse, ante el exceso de expectativas y la falta de confianza en la política- para que el péndulo se mueva de vuelta a la derecha y junto con ello se impulsen nuevas reformas a la Constitución, pero de signo contrario.

Si queremos una Constitución que sea la casa de todos y que perdure en el tiempo, es necesario que la propuesta de nueva carta obtenga un amplio apoyo electoral y ciudadano. Ello exigirá madurez política del nuevo gobierno y del nuevo oficialismo presente en la Convención, ya que deberán estar dispuestos a acordar con la centroizquierda y la derecha el contenido de la nueva Constitución. Ello no significa renunciar a su programa de gobierno, sino a plasmar en la Carta Fundamental sólo aquellos aspectos propiamente constitucionales, como el entramado institucional relativo al Ejecutivo, el legislativo y el poder judicial, dejando las políticas públicas para su discusión en el Congreso.



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